Moda y espectáculo
Ayer no nos sorprendían las declaraciones que Armani hizo a cerca de la puesta en escena de Gucci con sus cabezas miniatura. Como mínimo es espectáculo, como poco es de lo más desagradable e innecesario. Desde luego estamos de acuerdo con la opinión de Armani y es que nadie se atreve a poner encima de la mesa lo que muchos en la moda piensan. ¿Hasta qué punto es necesario llevar la muestra de nuevas propuestas con estos esperpentos de puesta en escena?, ¿es qué ya no sólo importa lo bueno que sea tu trabajo que es necesario presentarlo de la forma más polémica posible?.
Los medios de comunicación están ávidos de noticias y las marcas se las sirvan en bandeja. ¿Realmente se traducen en más ventas o sólo en mayor visibilidad? ¿esa visibilidad repercute en las ventas al alza o sólo en un incremento de visitas en redes?, ..... Desde luego nos venimos planteando estas preguntas y muchas otras desde hace un tiempo. Los motivos que dan las marcas que caen en este tipo de tácticas de autopromoción son innumerables! Que si el arte que se funde con la moda, que si la moda es espectáculo, que si hay que atraer al público milenial, que si hay que ser inclusivos, que si la moda tiende a la androgínia, etc.... Innumerables excusas para crear noticias y adornar lo que quizá la marca considera una nueva propuesta que no lo es tanto. Una nueva propuesta, ni más, ni menos, que es mucho (porque cuando ya todo está inventado una propuesta nueva supone mucho esfuerzo) no necesita adornarse de una forma tan banal.
Estas preguntas que nos hacemos y el éxito publicitario que tienen estas acciones nos llevan a pensar que quizá las marcas sean perfectamente conscientes de que sus nuevas propuestas no lo son tanto o no son lo suficientemente válidas. ¿Para qué distraer la atención de las prendas? Las estrategias de publicidad están al servicio de los números y resultados económicos de las firmas pero realmente el consumidor se deja llevar por estos fuegos de artificio?
Ruido porque si, sólo porque hablen de uno no puede ser más que contraproducente pues es síntoma de alguna incoherencia , de la falta de validez de las propuestas presentadas o de hilo conductor lógico en una colección. Una cortina de humo que intenta esconder carencias o simplemente como diría un milenial "una ida de olla total".
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