¿Blanco, pero con qué?

     No hay nada más tentador que un vestido blanco, con un colorcillo, fresquito... favorecedor 100%. Tendemos a encasillarlo en el look ibicenco, pero sinceramente, pocas ocasiones tenemos por aquí para sacarle partido. El típico vestido largo, plagado de puntillas con escote tipo bikini de atar... dejémoslo para la playa o piscina.
      Otra cosa muy importante, si vas a coordinarlo con blanco, no es necesario que los blancos sean idénticos, de hecho es algo imposible. Simplemente busca un contraste de tejidos adecuado para que no resulte extraña la mezcla.

Os proponemos otras ideas para sacarle el mejor partido a un vestido blanco.

Blanco y con calados, la media manga lo hace apropiado para cualquier ceremonia, incluso para una novia moderna.
Los complementos, en este caso en negro y rojo, aportan fuerza al conjunto, la sandalia totalmente alejada del típico peep toe, todo un acierto.
Vestido: Malene Birguer.


La versión más sport de un vestido blanco de algodón, e parece que vas demasiado desnuda, pero la chaqueta de punto no le pega nada... solucionado, la camisa vaquera abierta y remangada con cinturón fino superpuesto. 
Si lo tuyo es lucir pierna, la falda con calados que a diario te pondrías con camiseta y sandalias planas, para noche con camisa y blazier. Toda de blanco, fantástica.
Un vestido así, es como un lienzo en blanco. Coordínalo con zapatos y bolso en color,  un buen vestido blanco como  fondo de armario te sacará de cualquier compromiso en el último momento.

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